Espéctaculo Liricirco en el LAVA, Valladolid

Liricirco

Laboratorio de las Artes de Valladolid

Es en el cerebro, y no en el corazón, donde guardamos las sensaciones, pasiones e imágenes de nuestro paso por la vida. Curioso, porque viendo a la CÍA LIRICIRCO se podría argumentar lo contrario. Que es en el corazón donde guardaremos las imágenes y la música que esta noche estamos presenciando.

Sensaciones y percepciones que los neurocirujanos llevan tiempo descifrando pero sin ponerse de acuerdo. Una sensación es la imagen que el mundo proyecta sobre nuestras retina y una percepción es la interpretación subjetiva que damos a los vemos. Una cosa va unida a la otra irremediablemente.

La necesidad de encontrar sentido a lo que pasa como fuerza ordenadora de nuestros pensamientos y sentimientos. Lo que está pasando esta noche en la Sala Concha Velasco tiene muchísima emoción. Sabes del esfuerzo que están realizando todos los intérpretes por sorprender, por gustar. El esfuerzo realizado para que todos los allí convocados disfrutemos.

Cuerpo, voz y palabra. El cuerpo cuenta, ¿cómo no? Pero, por mucho que tengas un físico idóneo para realizar un trabajo, tienes que tener la suficiente cabeza para llevarlo a cabo. Ese todo incluye: dolor, tristeza, angustia, desesperación, ternura, ira, motivación y fundamentalmente ganas de superación para aguantar, caer y volver a levantarte. Todo eso es lo que estamos viendo esta noche con la CÍA LIRICIRCO. Eso es lo que les hace diferentes. No el físico.

Esta compañía tiene el don de acercar los personajes a los espectadores sin intermediarios. Estremece en algunos momentos su emotividad que deja ver la dedicación y profesionalidad de una vida a la escena.

El público se siente cómplice de lo que está pasando delante de sus ojos. Cómplice de la tensión, del peligro, de la belleza de la voz de Sonia de Munk y de la entrega del elenco de intérpretes que forma la compañía.

Peter Sloterdijk escribe unas bellas páginas sobre la “disposición a mirar con los ojos de los otros para aprender”. Este no parece mal criterio para que los espectadores entendamos mejor lo que está pasando. Humor, comedia, canciones, saltimbanquis, música, todo para que el espectador mire y deshumanice todo aquello que no tenga el filtro del humor.

Marcos Pérez

Revista Atticus