63 SEMINCI Crítica La Quietud de Pablo Trapero

63 SEMINCI Crítica La Quietud de Pablo Trapero

La Quietud es una estancia donde vive tranquilamente Esmeralda (Graciela Borges) junto a su esposo y su hija menor, Mia (Martina Gusman). Cuando el abogado sufre un accidente cerebro-vascular en plena presentación judicial a la que lo citaron, Eugenia, la hermana mayor (Bérénice Bejo) llega desde París para acompañar al padre enfermo.

 

Hay dos partes bien diferencias en La Quietud, la nueva película de Pablo Trapero (la décima, su anterior propuesta fue El clan, 2015). La primera parte se centra en mostrarnos la relación entre las dos hermanas. Han estado separadas y la película arranca con el reencuentro. Una relación muy especial, con plena complicidad entre ambas, a pesar de haber estado distancias. En su infancia fueron uña y carne. Comparten camas y secretos. Hay bellos planos cenitales donde se ven a las dos jóvenes postradas en la cama, o en actitudes íntimas, llenas de ternura y cariño. Con un tratamiento de los planos intimista, con una cuidada luz y puesta en escena. La relación con su madre, Esmeralda, cada una lo vive de muy diferente manera. Eugenia es la preferida y Mía no comprende que así sea y se vuelca en su padre. Y la segunda parte es el desarrollo de las relaciones familiares con la incorporación del resto de los personajes. Así aparecen en escena Vincent, el novio de Eugenia y un apuesto Esteban, abogado de la familia.

Todo discurre de forma pacífica hasta que se produce el estallido. Ahí es cuando Trapero gana enteros. La madre es de armas tomar y el constante enfrentamiento con su hija es el detonante para que todo salga a la luz. Todo aquello postergado sine die encuentra ahora el momento de salir a la luz. El juicio también es parte de esa espoleta.

Si en la anterior propuesta el hombre es el que tenía el protagonismo, en La Quietud Trapero se sumerge en el mundo femenino, indagando en el alma y en el espíritu. Es una película de mujeres en la que los varones aparecen como comparsas. No es que no tengan papel, sino que este es adrede así, sin relevancia en sus vidas, sin poder meter baza en ellas.

Poderoso relato sobre las miserias y secretos de una rica familia argentina de dudoso pasado que además abarca algún otro tema como la dictadura militar, el complejo de Edipo e incluso el incesto (de forma muy velada), con un barniz, en alguno momento de humor negro. Y para aligerar y llevar mejor el drama familiar la película cuenta con tres potentes temas musicales. Uno de ellos es People interpretado de forma magistral por Aretha Franklin. Otro es Le rempart, cantado por Vanesa Paradis. Y el último, por así decirlo, el alma de La Quietud, es Amor eterno interpretado por la chilena Mon Laferte.

Bella en la forma, intensa en algunos momentos, pero que no llega a erizar la piel por la falta de profundidad sicológica lo que le resta, en el fondo, credibilidad. Lo mejor ese entorno idílico, esas bellas imágenes de la primera parte, esa cuidada puesta en escena y esos buenos temas musicales que ayudan a crear un ambiente de… quietud.

El vídeo de Amor eterno

 

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus