Presentación de Revista Atticus Ocho, Valladolid

Presentación de Revista Atticus Ocho

Grupo musical Alalumbre

Sala Delibes, Teatro Calderón, Valladolid

Luis José Cuadrado, editor de Revista Atticus, miembros de Alalumbre preparándose para su intervención

El jueves 12 de abril, en la Sala Delibes del Teatro Calderón de Valladolid, tuvo lugar la presentación de Revista Atticus Ocho.

El acto contó con la presencia de Francisco Javier de la Plaza Santiago, catedrático de Historia del Arte; Eduardo Pedruelo Martín, Director del Archivo Municipal de Valladolid; José Carlos Sanz Belloso, arquitecto y dibujante, colaborador de Revista Atticus; y de Luis José Cuadrado Gutiérrez, editor de Revista Atticus. El frupo de folk Alalumbre cerró el acto poniendo un bello broche musical a una jornada tan festiva.

Eduardo Pedruelo destacó la valentía del editor al sacar una nueva edición y seguir liderando este proyecto. Francisco Javier de la Plaza alabó la calidad de la Revista situándola en la órbita de aquella mítica edición italiana, FMR, para dar paso a una pequeña disertación sobre el papel del cine, centrándo su intervención en la inolvidable escena de Ciudadano Keane de Orsons Wells, de los espejos que multiplican la imagen del protagonista. José Carlos Sanz animó a los asistentes y lectores en general a descubrir con otra mirada la fachada del Coelgion Nacional de San Gregorio (Museo de Escultura) de Valladolid.

El siguiente turnó correspondió a nuestro editor, Luis José Cuadrado Gutiérrez quien empezó dando las gracias a todos los asistentes, colaboradores y representantes de las inistituciones que participan y hacen posible este proyecto cultural.

Por su relevancia destacamos el final de su intervención:

Eduardo Pedruelo, Director del Archivo Municial de Valladolid
José Carlos Sanz (iz), arquitecto y dibujante y Francisco Javier de la Plaza, catedrático de Historia del Arte
Francisco Javier de la Plaza, José Carlos Sanz y Luisjo Cuadrado

«Muchos de vosotros me decís que es todo un lujo esta revista, que es un lujo poder participar o cosas de este tipo. Pensando en ello, me pregunté:

¿Qué es el lujo?

Acudí a la fuente primordial, el DRAE. Y por primera vez, que yo recuerde, no me satisfizo lo que allí encontré.

  1. m. Demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo.
  2. m. Abundancia de cosas no necesarias.
  3. m. Todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo.

Ninguna encaja en mi pretensión.

Investigando di con una curiosa noticia. Dice así.

Fechada el 12 de marzo de 2018.

La RAE y el lujo de definir.

Ayer mismo la agencia EFE publicaba que el director de la RAE, Darío Villanueva, se había reunido con Carlos Falcó, presidente de la asociación de las empresas e industrias del lujo en España (asociación que recibe el muy aristocrático nombre de ‘Círculo Fortuny’). La noticia recoge que, como resultado de la reunión, el director de la RAE se ha comprometido a modificar la definición actual de la palabra ‘lujo’ en el diccionario académico a petición del propio Falcó.

El marqués se me ha adelantado.

Resulta que al presidente del Círculo Fortuny (que es, además, marqués de Griñón) le desagrada la definición actual que aparece en el diccionario porque transmite la idea de que el lujo tiene que ver con «algo reservado a los ricos y que, de alguna manera, es ocioso y no sirve para nada» (sic). El marqués de Griñón tiene al parecer un talento natural para la lexicografía y tiene una idea muy clara (y en absoluto interesada) de con qué conceptos quiere que se asocie la palabra ‘lujo’: según el señor marqués, la definición debería aludir a «algo singular, donde participe la emoción», que «busque de alguna manera la cultura y que dé la sensación de que sea algo irrepetible» (de nuevo, sic). En su alegato a favor de la modificación de la definición de ‘lujo’, el señor marqués ahonda en cuál es su noción personal de lujo, ilustrándola con una anécdota personal (que no repetiré aquí por pudor).

Hasta ahí la noticia.

Repasemos esas dos nuevas acepciones:

«Algo singular donde participe la emoción». Está definiendo Atticus.

«Busque de alguna manera la cultura y que dé la sensación de que sea algo irrepetible». Lo ha clavado el señor Marqués. No podría definirlo yo mejor. Todo ello me hace pensar que… el marqués de Griñón tiene un ejemplar de Atticus en su casa. Sin duda.

 

Me gustaría fomentar el lujo desde esta perspectiva. No tengo ninguna afinidad con el marqués de Griñón. Pero sí que os animo a que disfrutéis del lujo de Revista de Atticus. Pero que también tratéis de encontrar otros lujos cotidianos. En nuestro día a día. Destaco algunos ejemplos:

Poder acudir a trabajar andando desde tu casa. Os lo recomiendo, alejas de ti el estrés y practicas la meditación.

Pararte a media tarde a leer un libro o escuchar música, sin más, sin obligación alguna por el mero hecho del placer.

Apartar un poco (no digo apagar) el móvil y sentarte a escribir o dibujar algo en una libreta.

Coger a tu hijo de la mano y salir a dar un paseo.

Salir a correr o, simplemente a andar, por el campo o por nuestros parques.

Mancharte de harina, pringarte en la cocina haciendo una receta.

Contemplar un atardecer y sacarle una foto. Compartirla.

Embobarte mirando a la luna.

Poder compartir una velada con amigos tras haber acudido al cine a ver una película.

Cenar con tu pareja sin venir a cuento.

Comer con tus amigos.

Organizar un viaje de fin de semana con el fin de entregarle a Carlos Arguiñano un ejemplar de Revista Atticus Ocho con el fin de atraerle a la causa (y ya de paso que ponga un poco de dinero).

Salvo esto último si os fijáis, esos pequeños placeres cotidianos no llevan parejo un gran desembolso. Y todos ellos participan de una manera u otra de la definición que del lujo tiene el Marqués: Algo singular donde participe la emoción y que busque de una manera la cultura y que dé la sensación de ser algo irrepetible.

En esa línea de apreciar el encanto de las cosas, el pasado domingo se expresaba nuestro más insigne escritor y colaborador ocasional, Gustavo Martín Garzo, en su artículo de opinión publicado en El País. La vida de los ángeles. Me asaltó un párrafo que hablaba de una teoría de la atención:

«Nada es insignificante, diría esa teoría, todo merece ser contemplado, el trabajo en el campo, la noche con sus luces y su misterio, los pormenores de la cocina, el vuelo de los pájaros».

 

Estoy seguro de que si todos disfrutamos de estos lujos al final seremos un poco mejores personas y haremos más felices a todos aquellos que tenemos a nuestro lado. Así me siento yo, muy feliz de liderar este proyecto que congrega a tantos amigos. Con vuestra presencia, vuestro apoyo y, en definitiva, vuestro cariño, me hacéis muy feliz y me animáis a seguir con esta bella empresa. Gracias a todos».

Aspecto de la sala momentos antes de comenzar la presentación
Nuria Toribio
Luis Fernando Sanz
Grupo Alalumbre

La presentación tuvo como broche final la intervención del grupo musical Alalumbre. Alalumbre interpretó una cuidada selección, canciones de tradición oral, muy singulares. Canciones a las que han otorgado un elegante tratamiento musical. Ofrecerieron sobre el escenario un espectáculo cálido, cercano y profundo, en gran sintonía con el proyecto de Revista Atticus. Sin lugar a equivocarnos se puede decir que Alalumbre es folk de autor y demuestran en sus temas hacer un buen uso de la lengua castellana. Al frente del mismo se encuentra su carismático líder Luis Fernando Sanz. Nuria Toribio, Manuel Sanz y Juan Carlos Maté conforman esta agrupación.

Os dejamos un videoclip de uno de sus temas que pudimos disfrutar:

Revista Atticus

Fotografías: Marco Temprano