París: 50 años, mayo del 68

París: 50 años, mayo del 68

Todo comenzó un 22 de marzo

«No es el hombre, es el mundo el que se ha vuelto anormal»                            

Artaud  

Daniel Cohn-Bendit, mayo 68

Hoy se cumple el quincuagésimo aniversario del movimiento 22 de marzo que nace en la facultad de Nanterre, en París, aunque se gesta en las anteriores protestas contra el ‘Plan Fouchet’, que supone la reforma de la educación universitaria.

Aquella fue una época destacada por la influencia de autores como Wilhelm Reich, Herbert Marcuse, Raoul Veinagem, Guy Debord, Gilles Deleuze y Pierre Bourdieu, entre otros, las asociaciones de estudiantes se pronunciaban cada vez más alto reclamando libertad social, sexual, cultural y política.

 

El 21 de marzo 1967, un grupo de estudiantes de la facultad de Nanterre entra en la residencia universitaria femenina al grito de «¡Libertad de circulación!» para protestar contra los atavismos sexuales y la segregación entre hombres y mujeres. La policía entra en la universidad, a pesar de la orden existente desde la Edad Media de no poder hacerlo. Se crea una lista negra de estudiantes, para su expulsión, entre los que figura  Daniel Cohn-Bendit, de nacionalidad alemana, invitado también a abandonar territorio francés… En el plano político, apoyaban las protestas en contra de la guerra de Vietnam y a favor de los movimientos de descolonización.

Daniel Cohn-Bendit, con la mano en alto, cantando la Internacional en Paris rodeado de policías y otros estudiantes. (Foto: EFE)

 

Un año después, el 21 de marzo, durante una manifestación del Comité Vietnam Nacional, en solidaridad y apoyo “al pueblo vietnamita y contra el imperialismo americano”, unos asistentes apedrean la sede de Américan Express, y varios estudiantes resultan detenidos, entre ellos un miembro de la Juventud Comunista Revolucionaria.

El 22 de marzo, los estudiantes ocupan dos plantas del edificio administrativo de la facultad de Nanterre, como descontento contra el arresto de sus compañeros y de la exagerada represión policial. Se crea un movimiento de protesta que se ha llamado 22 de marzo, liderado por Daniel Cohn-Bendit, llamado Dany el Rojo por su color de pelo; y Serge July, que se incorpora el 23 de marzo.

Serge July en el Parlamento Europeo enEstrasburgo, febrero de 2014
Daniel Cohn-Bendit en una rueda de prensa en París (2006)

Las protestas van en aumento en la facultad, hasta desembocar dos meses después en la gran revolución estudiantil de mayo del 68. El movimiento 22 de marzo se disuelve entonces por diferencias políticas de sus miembros.

Carlos Ibáñez Giralda, en su novela Almendras Azules, nos cuenta a través de los ojos de los protagonistas, jóvenes estudiantes, el ambiente parisino posterior a las manifestaciones y protestas del 22 de marzo:

 

«Nuestra relación, la de Georgia, Michiko y yo mismo, sólo tenía una dificultad: el idioma. Mi francés era bueno y fluido aunque de vez en cuando me salía alguna expresión española, lo que desconcertaba a mis interlocutoras. De la chica de Macerata y su francés ya hablé y no es cuestión de ahondar para hacer sangre. Y Michiko, con su tono profundo, me hacía dudar a cada instante sobre lo que había dicho o intentado decir. Cuando no nos entendíamos, a menudo, al menos al principio, acabábamos siempre cantando una de las canciones que incluyó Nina Simone en su concierto, por cierto en inglés, Please don’t let me be misunderstood. Luego reíamos porque nuestra empatía era superior a cualquier malentendido que pudiera surgir. Fumábamos con fruición y nuestras carcajadas llenaban calles y cafés de toda la ciudad, sobre todo del barrio Latino, donde pasábamos muchas tardes debido a que la universidad está allí, los tres éramos estudiantes, y porque los bares de alrededor de la Sorbona eran más baratos que los de otras zonas más turísticas. Nuestras discusiones políticas chocaban a veces con las de otras mesas en derredor. Una tarde Michiko soltó una docena de improperios contra un estudiante alemán al que sus compañeros, todos anarquistas de Noir et Rouge o trotskistas, en cualquier caso del grupo 22 de Marzo, llamaban Dany. Esto fue a principios de abril, un mes y medio más tarde aquel bocazas alemán fue deportado por De Gaulle como instigador de las revueltas de mayo y pasará a la Historia como Daniel Cohn-Bendit, Dany el rojo. A mí me gustó lo que dijo sobre la universalización de los derechos de los trabajadores pero a Michiko le hirió que dijese que no todos debíamos ser como los empleados japoneses, a los que calificó de ovejas industriales. Al final el ácrata pidió perdón y mi nipona favorita le aceptó las disculpas, de lo que yo me alegré porque aquella amalgama de gente no era del todo pacífica y ya me veía en el Sena. Acabé haciéndome socio de su revista y fumando todos juntos mientras la enésima cerveza llegaba desde la barra hasta nuestra mesa. Allí sí que canté la canción de Nina hasta desgañitarme aunque lo hiciese con silenciador porque otro malentendido, inexorablemente, terminaría con mis huesos remojados en el cercano río. Los anarquistas intentaron ligar con mis amigas y éstas se arremolinaron entorno mío. Noté la punzada de la envidia en sus ojos y, nuevamente, me vi bañándome. Fue una tarde de nervios pero de toma definitiva de conciencia política y social. Yo era anarquista y mi sociedad se reducía a mis dos chicas. Luego hube de irme a trabajar porque el sistema todavía no lo habíamos cambiado y debía pagar muchas facturas.

Supongo que la llegada de mayo fue, como cualquier otro día, para el resto de los parisinos pero para mí era muy especial.»

Pilar Cañibano Gago

Revista Atticus