Adiós al creador de un universo humorísitico propio: Forges

Adiós al creador de un universo humorísitico propio: Forges

Quienes nos siguen de una forma habitual, sabrán que las viñetas de Forges están en nuestro ADN. Casi desde los primeros números venimos reproduciendo en la edición digital sus viñetas, siempre respetando el medio y la fecha de publicación. Tuve la oportunidad de encontrarme con Antonio Fraguas en una de las ediciones de la SEMINCI. Yo estaba trabajando en la sala de prensa cuando el apareció por alli. Con arrojo, de manera casi irreflexiva (como no puede ser de otra forma), le saludé y le entregué un ejemplar de los que suelo llevar conmigo para estas ocasiones. Se sorprendió por la envergadura de Revista Atticus. Le dije que publicamos sus viñetas en la edición digital. Le intenté atraer hacia la causa Atticus y me dijo que el medio, El País, no le permitía ninguna otra colaboración. Me dió la enhorabuena por ser un valiente aguerrido que se dedica a la edición en estos tiempos que corren. No se encuentran personas tan agudas y comprometidas como Forges, le contesté yo.

Un par de años después, los botijos de Isamel Peña Pozas llamaron a nuestra redacción. Y la diosa fortuna, o el bueno tino de Ismael quiso que «ilustrara» con mi humilde aportación el botijo iluminado por Forges. Aquí os lo dejo. Con el alma encogida y con la certeza de que hoy somos todos, no solo en nuestra redacción, sino aquellos que defendemos la libertad de expresión un poco más huérfanos. Hoy, más que nunca, hacen falta muchos Forges. Descanse en paz.

 

Recordando a Forges.

Texto Luisjo Cuadrado. Revista Atticus Siete.
Incrédibol botijo
Muchas son las razones para alabar este «primer botijo digital» firmado por Forges, por Antonio Fraguas Forges.
Forges es un maestro del dibujo, pero, paradójicamente, también lo es de la palabra aunque sus viñetas se caractericen porque son escuetas y prime la línea. El genial maestro, galardonado con el premio Quevedos del Humor, algo así como el Cervantes del Humor, se distingue por lo certero de sus apreciaciones. Pero también por haber creado toda una serie de personajes forgianos. Su Vicenta o Concha con su muslamen, su atolondrado Mariano (del que confiesa que lo ha tenido que aparcar para no confundir al público con nuestro actual Presidente) o el famosete Romerales. Pero lo grande de Forges es que también es el creador de todo un universo «forgendro palabril». A él se deben palabros como firloyo, firulillo o esforciar. No es de extrañar que este rico vocabulario haya sido estudiado por varias universidades tanto españolas como extranjeras, lo que nos da la verdadera dimensión de ese universo.
Es un apasionado de la gramática y del idioma y ha conseguido lo que todo creador persigue: tener un estilo propio y reconocible. Tiene un gran sentido crítico. Es muy agudo con la pluma.
El invento del botijo es anterior al propio Forges, pero me gusta pensar que bien pudiera ser un invento «incrédibol» suyo. Es como la tercera dimensión de sus creaciones. Ahora, a una viñeta suya, le ha dado volumen creando este «primer botijo digital» del cual da fe, bajo el patronazgo de san Ismael, juglar y mártir. Yo, un humilde artesano de la palabra, trato de aunar dibujos, fotografías y letras, en una creación que esté a la altura de estos dos grandes artistas.

Artículo publiaco en Revista Atticus Siete

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus