Carnaval Dos Caretos, Braganza, Portugal

Carnaval Dos Caretos, Braganza, Portugal

La tradición de los «Caretos», como sucede en Bragança y zonas próximas es un buen ejemplo de este fenómeno. Y además es la que cuenta con más seguidores. Los jóvenes, vestidos con sus trajes de flecos de colores brillantes, hechos con lino y lana en los telares del pueblo, cubiertos con máscaras de hojalata y cencerros en la cintura, ejecutan recorren sin descanso todos los rincones del pueblo, entrando y saliendo por las ventanas casas y porches, trepando a los tejados, en busca de las jóvenes solteras que sacan a la calle en un «ensayo» de los rituales eróticos. Éstas, si no quieren entrar en este «juego» tiene sólo una solución: se visten de «matrafonas» (haciéndose pasar por hombres) y también salen a la calle, donde estarán libres de los ataques de ellos. La procesión se completa con los «facanitos», que no son otros que los niños de la aldea que, disfrazados de trasgos (duendes) o demonios, acompañan a los grandes, cumpliendo así su propio ritual de iniciación y garantizando, al mismo tiempo, la continuidad de la tradición.
No menos notable es el mito o ritual en Santulhão, Vimioso, conocido como el «juicio del Carnaval», donde aparecen el «Anunciador», el «Entrudo» (Carnaval) con su esposa y sus hijos, además de los «Abogados» de la acusación y de la defensa y finalmente el «Juez» que muestra el «libro de la ley». Esta alegoría del Carnaval y su clan familiar tiene como objetivo responsabilizarlos de todos los males del invierno, sobre todo de los agrícolas, por lo que el ritual del juicio representa la purificación y exorcización de la comunidad, que a partir de ahora entrará, con otro espíritu, en un nuevo ciclo productivo. De ahí que, una vez dictada sentencia, los muñecos de paja, simbolizando las figura que han de ser exorcizadas, son quemados en la plaza pública ante el bullicio de la gente.
Hay en algunas de estas expresiones atemporales, de gran dureza, una clara herencia diluida de viejos ritos en honor del dios romano Saturno, deidad de la agricultura. En estas celebraciones (conocido como «Saturnalia romana» o «Saturnalia»), el poder de los señores pasaba provisionalmente para aquellos que estaban trabajando los campos: los esclavos. Era un tiempo de inversión, placer y exageración, en el que eran libres, en palabras y acciones, pudiendo dirigirse públicamente a sus amos, criticarlos y hacerles burla.
En la región portuguesa trasmontana duriense, con las mismas palabras o expresiones similares, los ritos que definen el Entrudo son comunes a muchas otras poblaciones, como son los casos de los Caretos de Vila Boa Ousilhão, los Caretos de Pares (compadres y comadres) de Lazarim, los Diabos, la Muerte y la Censura en Bragança, la Muerte y los Diablos de Vinhais, los Testamentos ou Papeladas de Espinhoso, las Pulhas Casamenteiras de Mogadouro, entre otros.

 

fotografías: Chuchi Guerra

Revista Atticus