Malcolm Young: Metrónomo, riff y puro Rock

Malcolm Young: metrónomo, riff y puro Rock

Guitarist Malcolm Young of the band AC/DC, phtographed with Gretch guitar in London, on August 24, 1995. Michael Halsband /Landov

Si es cierto, como cantaba Barón Rojo, que «en cada sesión de rock’n’roll las campanas doblan por Bon Scott…» entonces debería hacerse un concierto sólo de campanas como sonoro panegírico a Malcolm Young. Nadie personifica lo que es ser un mago del ritmo, de la composición y la producción en el mundo del rock como él. Y nadie, como él, dominó la lúcida grandilocuencia del riff.

Malcolm quería ser jugador de fútbol, pero su baja estatura se lo impidió. Su frustración de adolescente agrió un tanto su carácter introvertido y tranquilo. Para aliviar el desencanto su madre puso en sus manos una guitarra y su hermano mayor, George, le enseñó los primeros acordes… y encontró su camino. Con una fuerte personalidad y gran voluntad demostró, desde los primeros pasos con sus hermanos, tener una capacidad creativa que le llevaría a ser una estrella del Rock, ese género creado, explotado y vilipendiado a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y lo que va de la centuria presente.

 

Tras deambular por varios grupos buscó su propio sonido y creó una banda junto a su hermano pequeño Angus, también guitarrista, al que él había enseñado. Entonces conocieron a Scott, un ex presidiario con fama de excederse en todo, pero con una voz salvaje capaz de alucinar a una sala entera. Un renegado vocalista, al más puro estilo de lo exigido por aquellos tiempos en un mundo huérfano de estrellas rompedoras, desde la muerte de Jim Morrison y de Janis Joplin, dioses encima del escenario.

Resumieron su camino hasta el estrellato, en 1975, en la canción It’s A Long Way To The Top (If you wanna rock n roll), primer tema del álbum T.N.T. Continuaron componiendo varios álbumes que, por derecho propio, forman parte de la historia de la música.

De todos ellos, nos gustaría destacar su quinto álbum de estudio, Let There Be Rock, del que se cumple este año su cuadragésimo aniversario. Aunque ya habían hecho grandes temas, éste fue su primer gran elepé porque dio paso al sonido propio y único de AC/DC que todos conocemos ahora, y que todos reconocemos con escuchar sólo uno de los magníficos riffs de la Gibson Memphis de Malcolm Young, aunque a algunos no les guste su música. Es en esta particularidad donde el séptimo de los hermanos Young destacaba: era un mago del ritmo. Y junto a Keith Richards, Rudolph Schenker y Little Steven, conforma uno de esos tipos singulares que embruja al empastar toda la música en su derredor sin un solo aspaviento; sin otro motivo que crear un estilo, el sonido exclusivo de una banda. ¡¡En ello Malcolm Young era un genio!! Era quien exhortaba a todo el público a moverse. Y continuará haciéndolo mientras haya una sola persona que pinche sus discos…

Entre los dos hermanos había una relación muy especial. Malcolm prefería aparecer en segundo plano mientras Angus se movía sobre el escenario coreografiando el espectáculo con su uniforme de colegial, su no parar quieto y su eterno ‘paso del pato’ homenajeando a Chuck Berry.

Hubo tres logotipos diferentes hasta el famoso logo que hoy identifica a la banda:

Fue creado en 1977 por el importante diseñador Gerard Huerta para la portada del disco Let There Be Rock a petición de Atlantic Records. La banda se sentía completamente representada por este nuevo logo y nunca más lo han cambiado.

Después llegó, en 1979, el sexto álbum de estudio, Highway to Hell, con el que la banda alcanzó cotas enormes de popularidad. A comienzos del año siguiente se produjo el repentino fallecimiento de Scott, con curiosos paralelismos con el deceso del pintor Rafael Sanzio, aunque el de Urbino en el Vaticano y por eso es un respetado maestro del Renacimiento y Bon Scott un apestado libertino.

La conmoción fue tan enorme que la banda pensó incluso en disolverse, pero la casualidad y sus seguidores hicieron que les llegara el mensaje de un fan con un nombre como la nueva voz de aquellos escoceses criados en Australia. Y todo volvió a funcionar con el reciente vocalista, Brian Johnson, auténtico frontman del grupo desde 1980 hasta 2016.

Sentían la necesidad de homenajear al amigo caído víctima de sus propios excesos, y las ganas de recordarlo se vuelcan en  Back In Black. No hay más que pinchar ese mítico disco de la portada negra que empieza, como el puente de la canción con la que empezaba este artículo, con el sonido de las campanas del Infierno. Aquellos diez antológicos temas salieron a la venta justo un año, menos dos días, después del último y solidísimo, con Scott, que ya circulaba sin freno por su autopista personal al Infierno. Y Malcolm lo volvió a hacer, tomar el dolor y convertirlo en música, en expresión artística, en el disco de rock más vendido de la historia.

Cantaba Barón Rojo en Concierto para ellos:

«…en la noche suena el heavy rock/…/
luego AC/DC tocarán las campanas negras
del infierno…
en cada concierto de rock ‘n’ roll
las campanas doblan por Bon Scott
por Janis, Lennon, Allman, Hendrix
Bolan, Bonham, Brian y Moon/…/
siempre rock»

Así que, si es cierto y en cada concierto de rock las campanas doblan por Bon Scott y por Janis Joplin, John Lennon, Duane Allman, Jimi Hendrix, Mark Bolan, John Bonham, Brian Jones y Keith Moon… Ahora, nos reiteramos, debería crearse una composición propia para el hombre que fue y será el alma de AC/DC y que estaba detrás de todo con su metrónomo para componer, sus riffs para tocar y su magia para ser puro rock.

Él creó junto a su hermano Angus y Scott, y después Johnson, todos los temas de una banda que ha hecho historia y nos sigue hipnotizando con sus himnos y preciosas canciones. Entre los primeros Thunderstruck, Back in Black, You Shook Me All Night Long, For Those About To Rock o las ya citadas Highway To Hell y Let There Be Rock. Entre los temas que más nos han llegado están Ride On, Let Me Put My Love Into You o, la que daba nombre a su álbum de comienzo de los noventa, The Razor’s Edge

… Y en ese Filo de la navaja de la maldita demencia en la que Malcolm se debatía y en la que vivió los últimos tres años de su existencia hasta su personal Back In Blackad infinito’… entre campanada y campanada, con uno de sus más personales riffs de guitarra y ese sonido único desabrido y metálico tan suyo…

Nuestro reconocimiento absoluto, Malcolm, seguiremos disfrutando, saltando y coreando a voz en grito contigo…

That’s the Way I Wanna Rock n Roll.

Pilar Cañibano – Carlos Ibañez

Revista Atticus