Crítica Verano 1993 de Carla Simón

Crítica Verano 1993 de Carla Simón

Verano 1993 o cómo entender la muerte

Ficha

Título: Verano 1996

Dirección: Carla Simón

Guion: Carla Simón

Intérpretes:

Laia Artigas: Frida
Paula Robles: Anna
Bruna Cusí: Marga
David Verdaguer: Esteve
Montse Sanz: Lola
Isabel Rocatti: Abuela
Fermí Reixach: Abuelo
Etna Campillo: Irene

 

Sinopsis

Frida, una niña de seis años, afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre.

Comentario

Emoción y sentimiento. Dolor por la ausencia y la pérdida de los padres, es lo que transmite esta hermosa película autobiográfica de la directora Carla Simón. Premiada como la mejor ópera prima en los festivales de Berlín, Málaga, Buenos Aires y Estambul, es deslumbrante y no deja indiferente al espectador. Verano 1993 narra, desde la perspectiva de Frida, una niña de seis años, el proceso de adaptación a una nueva vida junto a sus tíos, tras la muerte de su madre, enferma de sida, causa de la muerte también de su padre, tres años antes.

La mirada de la niña es el hilo conductor de todo el film, a través del cual se refleja la relación con su nueva hermana, su prima Anna, plagada de amor pero también de envidia y crueldad infantil, el desequilibrio que produce la llegada de Frida en el matrimonio de Esteve y Marga e incluso el contexto social de la época: el conservadurismo más religioso y tradicional de la Cataluña rural frente a la modernización de la gran ciudad, en una época de auge cultural  y crisis económica, conectando vestuario y música, muy adecuados.

La película está plagada de imágenes muy bellas, especialmente las que conforman el bosque, lugar fantástico y mágico, pero también peligroso. Un “bosque animado”, como el de los cuentos de Andersen, refugio místico y paraíso de Frida, donde se reúne espiritualmente con su madre, con la que dialoga y a la que muestra sus miedos y alegrías.

Muy destacables las interpretaciones de Laia Artigas (Frida) con una actuación precisa y gestualmente muy cuidada y de Bruna Cusí (Marga), a quien este mismo año hemos visto también en Incierta gloria de Agustí Villaronga.

Es una película delicada pero auténtica, cuyo guión, obra de la propia directora elaborado con sus recuerdos, está exento de cualquier adorno que pudiera resultar pastel o lacrimógeno. Simón, que acaba de cumplir 30 años, ha confesado a la prensa que “tuvo que recurrir a sus familiares y realizar investigación para volver a revivir esos momentos, aunque el proceso de escritura fue rápido”. Verano 1993 ha encandilado a buena parte del público y de la crítica, por la manera realista, con la que capta, en sus 94 minutos de duración, el vacío implacable y arrebatador de la muerte.

 

Os dejo un tráiler:

Cristy G. Lozano

Revista Atticus