Crítica película Déjame salir de Jordan Peele

Crítica película Déjame salir de Jordan Peele

El mito de la eterna juventud

Ficha

Título: Déjame salir (Get Out)

País Estados Unidos

Director Jordan Peele

Guion Jordan Peele

Música Michael Abels

Fotografía Toby Oliver

Reparto: Daniel Kaluuya, Bradley Whitford, Allison Williams, Catherine Keener, Betty Gabriel,Caleb Landry Jones, Lyle Brocato, Ashley LeConte Campbell, Marcus Henderson,LilRel Howery, Gary Wayne Loper, Jeronimo Spinx, Rutherford Cravens

Género Suspense, thriller

Duración 103 min.

Estreno 19/05/2017

 

Sinopsis

Un joven afroamericano visita a la familia de su novia blanca, un matrimonio adinerado. Para Chris y su novia Rose ha llegado el momento de conocer a los futuros suegros, por lo que ella le invita a pasar un fin de semana en el campo con sus padres, Missy y Dean. Al principio, Chris piensa que el comportamiento “demasiado” complaciente de los padres se debe a su nerviosismo por la relación interracial de su hija, pero a medida que pasan las horas, una serie de descubrimientos cada vez más inquietantes le llevan a descubrir una verdad inimaginable.

Comentario

Déjame salir (Get Out) es una película que se ha colado de rondón en la cartelera. De bajo presupuesto y precedida de una buena crítica, la cinta de Jordan Peele (un debutante en la dirección) supone un cierto aire fresco en el panorama cinematográfico, con una amalgama de géneros (especialmente humor y terror) y que nos invita a una reflexión, con cierta carga irónica, sobre el racismo.

 

Chris (Daniel Kaluuya), joven afroamericano, sale con una chica blanca, Rose (Allison Williams). Rose le propone hacer una escapada de fin de semana para conocer a sus padres, Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford), los cuáles desconocen el color de su piel.

Al principio todo parece ir sobre ruedas. Chris piensa que el comportamiento «demasiado» complaciente de sus futuros suegros tiene que ver más con los nervios que les produce la relación interracial de su hija que al hecho de no saber aceptarlo muy bien. Pero con el paso del tiempo, y a lo largo del fin de semana, iremos observando que se producen una serie de inquietantes situaciones y comportamientos que esconden un secreto.

La propuesta, de bajo presupuesto, es original, con una poderosa crítica social. Un thriller de terror sicológico (aunque tengo amigos que es oír que una película es de terror y no acudir al cine). El racismo es el tema principal en una sociedad (la americana) que parece empeñarse en ocultarlo, pero que está ahí latente, que apenas rascas un poco la superficie salta la liebre y no parece solucionarse.

En la oscuridad de la sala, sin envoltorios que te distraigan, a veces se produce «el milagro», te das cuenta de detalles que en otros momentos pasarían desapercibidos. Hay una secuencia, cuando Chris conoce a los padres de Rose, que marca la diferencia. Cuando lo estás viendo, te das cuenta de que es un recurso muy bueno. Vemos a los padres, en la distancia, sin enfocar, sin poder ponerles cara por la distancia, desde un plano subjetivo alejado (de alguien que asiste a la escena ajeno) como llamándonos la atención de que lo importante no es quienes son, sino que ahí hay algo más.

Recreación encontrada en la red

El director firma un thriller que juega con el miedo de los afroamericanos a pasear por un barrio de blancos (lo contrario es lo habitual). También juega con los tópicos de la supremacía de los negros en lo físico (e incluso en su vigor sexual). Además juega con el tema de la seguridad: la detención de un coche por parte de la policía y que cuestiona la integridad del conductor por ser su acompañante un negro. Otro aspecto destacado es la introducción de la hipnosis como elemento de terror (magnífico el sonido de la cucharilla mientras remueve la infusión). Es la clave de lo que pasa en la casa. Y no digo más. También juega con otro elemento «mágico» como es el recurso de un atropello de un ciervo que provoca inquietud en el protagonista y que se transmite al espectador. Y todo esto aderezado con un poquito de humor negro.

Como se puede desprender de lo dicho hasta ahora, el planteamiento está lejos de esas películas que intentan transmitirte una sensación de terror a base de subir el volumen de la música en determinados momentos y de proporcionarte sustos espontáneos con apariciones súbitas de personas reflejadas en espejos o escenas inundadas de sangre. Es un terror «más inteligente», el que consigue el novel director, que transciende a la propia historia de la película, una revisión del clásico mito de Frankenstein de Mary Shelley.

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus