Crítica película Idol de Hany Abu-Assad

Idol de Hany Abu-Assad

La lucha por la esperanza

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Ficha

Título original: Ya Tayr El Tayer

Director: Hany Abu-Assad

Reparto: Tawfeek Barhom, Nadine Labaki, Ahmed Al Rokh, Hiba Attalah

País: Palestina

Guión: Hany Abu-Assad, Sameh Zoabi

Fotografía: Ehab Assal

Productora: Cactus World Films / Fortress Film Clinic / Full Moon Productions / Mezza Terra Media

Género: Drama. Duración: 100 min.

Estreno: 3 de junio de 2016

Sinopsis

Mohammad, un chico de Gaza, sueña con cantar en el teatro de la ópera de El Cairo y que todo el mundo oiga su voz. De algún modo, logra escapar de la prisión que es Gaza y llegar a las audiciones que se celebran en El Cairo para Arab Idol, el popular concurso de talentos de televisión. A medida que va avanzando para llegar a las rondas finales de la competición, deberá afrontar sus propios miedos y asumir el control de su destino para traer esperanza y felicidad a toda una región. Mohammad ha emprendido el viaje de su vida.

 

Comentario

Idol narra la historia del joven palestino Mohammed Assaf (Tawfeek Barhom), ganador del concurso Arab Idol (una especie de versión de nuestro OT, Operación Triunfo), que se convirtió en todo un fenómeno social.

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La cinta está claramente dividida en dos partes. La primera, ambientada en 2000, recoge las aventuras del  joven palestino, de origen humilde (siendo nacido en la Franja de Gaza, esto puede ser una redundancia) quien junto a su hermana y otros dos amiguetes tratan de salir de la miseria por medio de la música. Quieren formar una pequeña banda allí donde no es posible ni conseguir una flauta. Para ello tendrán que recurrir a todo su talento vendiendo pescado a la brasa, recitando el Corán, o tocando en bodas, gracias a los instrumentos que pudieron comprar con sus ahorros, y solventando todo tipo de «trabas» como el engaño de un contrabandista, o la desaprobación de la comunidad por hacer música algo que se tiene por obra del diablo o que  la hermana de Assaf sea  miembro del grupo, algo impensable. Pero Assaf tiene una gran voz y eso le hace a él y a sus amigos concebir esperanzas. La segunda parte, ya con Assaf en plena juventud,  narra las vicisitudes por las que tiene que pasar para poder presentarse a las audiciones para el concurso Arab Idol. Sumadas a todas las anteriores hay que añadir las limitaciones físicas, pues es prácticamente imposible salir de la zona de Gaza controlada por el ejército israelí.

No hay nada nuevo bajo el sol. Esta película nos pone en relación con Slumdog Millionaire (2008, Danny Boyle), un muchacho talentoso que lucha por salir del fango. Tanto una como la otra, llevan pareja una reivindicación social de hacer visible a un grupo que no tiene la notoriedad que debería. Hay otros ejemplos que solo se centran en descubrirnos  al genio, a esa fuerza sobrenatural como puedan ser los caso muy recientes (con suerte todavía presentes en algunas carteleras) de Jesse Owen, en deporte (El héroe de Berlín, 2016, Stephen Hopkins), o en matemáticas Srinivasa Ramanujan (El hombre que conocía el infinito, 2016, Matt Brown).

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Su director, palestino, Hany Abu-Assad es bastante conocido y más en nuestra ciudad, Valladolid. Realiza eso que se puede definir como un cine de autor. Así fue en las anteriores entregas Paradise Now (2005) que narraba las aventuras de dos refugiados palestinos de Cisjordania que planean un ataque suicida, y Omar (2013, se presentó en la SEMINCI y fue galardonada en el festival de Cannes) donde vemos el día a día de un joven palestino. En esta ocasión el director ha realizado una película más convencional, más amable. Muestra la situación de un país devastado, sometido y con una población enjaulada. Sin tomar partido, aunque claramente del lado palestino, pero sin poner acentos ni sal en las llagas. Su cámara recorre las calles asoladas, con los edificios derrumbados (nos remiten a la barbarie de la ciudad de Alepo en Siria, que todos tenemos en nuestras retinas) casi como si fuera un documental.

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Cabe destacar al grupo de amigos que, de forma natural, actúan en ese primer apartado donde vemos a una Gaza todavía habitable a pesar del cerco. Se desenvuelve con soltura, destacando el papel de la pequeñaja marimacho hermana de Assaf. En cuanto a Tawfeek Barhom, interpreta al joven cantante Assaf y sobre él recae esa segunda parte de la película. Resulta convincente y su historia acaba siendo muy emotiva. No se trata de si gana o no. Se trata de que todo el pueblo palestino ve en su actuación una oportunidad única de que el resto del mundo sepan que existen como pueblo. En él están depositadas las esperanzas de miles de palestinos (solo en la Franja de Gaza hay casi dos millones) y Mohammed Assaf le dará esa visibilidad tan necesaria para su causa.

Una cosa que le resta a Idol es el doblaje. No voy a entrar en la discusión bizantina de si las películas se tienen que proyectar en la versión original o doblada, en este caso al español. Pero lo que sí que cuestiono es la elección de esa voz meliflua para la niña, la hermana de Assaf. Es una voz repipi que, sobre todo al principio, te descentra. Es la típica voz de esas niñas americanas candidatas a la más sexy con apenas diez años. Algo que resulta penoso. Se podía haber cuidado un poco en la posproducción.

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Hay un mar único que baña distintas costas con las mismas olas, sea en la Franja de Gaza o sea en Beirut. La música es un lenguaje universal y no tiene o no debe de entender de fronteras. Hay quien asocia la música con el «maligno», como una creación del demonio. Son los mismos que ven como algo impuro en el acto de bañarse en la playa, o cantar en público. La imagen que nos ofrece Idol de esos niños jugando inocentemente en la playa o divirtiéndose actuando en las fiestas de las bodas de los palestinos en un canto a la libertad y a la esperanza, libertad y esperanza que esperan alcanzar la mayoría de los que asisten a los concursos que buscan talentos ya sea en la cocina o con el canto. Idol constituye una propuesta fresca, entretenida, emotiva ambientada en un territorio que está muy a falta de encontrar esa esperanza y esa libertad por la que llevan luchando tanto tiempo.

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

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