Critica película Nadie quiere la noche de Isabel Coixet

Nadie quiere la noche
El frío no arruga a Isabel Coixet

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Título original: Nobody Wants the Night

Año 2015

Duración 118 min.

País: España

Directora Isabel Coixet

Guión Miguel Barros

Música Lucas Vidal

Fotografía Jean-Claude Larrieu

Reparto Juliette Binoche, Rinko Kikuchi, Gabriel Byrne, Matt Salinger, Velizar Binev, Ciro Miró, Reed Brody

Productora Coproducción España-Francia-Bulgaria; Mer Film / New Art Productions / Noodles Production / One More Movie

Sinopsis
Es el año 1908. Josephine, una mujer de clase alta y culta, viaja al Polo Norte para reunirse con su marido, que está de expedición a punto de conquistar por primera vez en la historia de la Humanidad el territorio. Pero alcanzarle no será fácil, y aunque con ella van los más experimentados profesionales y esquimales, se acerca el invierno y con él los días que no tienen sol, en un paraje totalmente inhóspito donde se encontrará con gravísimas dificultades, entre ellas, una mujer nativa con la que no se esperaba encontrar.
Comentario

La película de Isabel Coixet nos adentra en la historia de una mujer perteneciente a la alta clase estadounidense, una aventurera de principios del siglo XX, Josephine Peary (Juliette Binoche). Su marido, Robert, persigue el sueño de conquistar el Polo Norte y ha emprendido la empresa con ese fin. Ella, Josephine quiere estar a su lado en tan ansiado momento, porque es su obligación como esposa, y también para gozar un poco de esa fama. Su misión será reencontrarse con él en aquellos inhóspitos territorios, pero tendrá que luchar contra su principal problema: el tiempo. La estación invernal se acerca y con ella el crudo invierno y la oscuridad total. Todo el mundo es consciente de la dificultad que entraña ese viaje, todo el mundo menos ella. Bram (Gabriel Byrne), un curtido explorador aconseja que no realice esa locura. Pero ella, tozuda, se empeña en ir en busca de su marido. En su camino se va a encontrar a Allaka (Rinko Kikuchi), una joven esquimal con quien tendrá que compartir algo más que el tiempo. Su relación con Allaka le hará cambiar la visión del mundo tal y como lo conocía hasta ahora.

Foto de la época de Robert Peary
Foto de la época de Robert Peary

El guion ha sido escrito por Miguel BarrosBlackthorn. Sin destino (Mateo Gil, 2011). Está basado en una historia real. Robert Peary (1856-1920) fue un explorador estadounidense que alegó haber llegado al Polo Norte el 6 de abril de 1909. Pero se cuestionó la veracidad de su hazaña suscitando una gran controversia en la sociedad de la época. Su expedición partió hacia el Polo Norte el 6 de julio de 1908 desde Nueva York. Estaba compuesta por 23 hombres. Pasaron el invierno cerca del cabo Sheridan en la isla de Ellesmere (lugar donde arranca la filmación de Isabel Coixet). Y desde allí partieron hacia el Polo Norte el 1 de marzo de 1909. Ante las pruebas aportadas distintos historiadores coincidieron en que no había llegado al Polo Norte. Por otro lado, Frederick Cook afirmó en 1909 que en abril de 1908 había llegado al Polo Norte. No pudo presentar testimonios suficientes. Esta circunstancia junto con las contradicciones de algunos miembros de su equipo hizo que la hazaña de Cook se tuviera por una simple patraña. Tanto uno, Robert Peary, como el otro, Frederick Cook, creyeron haber conquistado el Polo Norte. El principal problema radica en las mediciones realizadas en aquella época y con esas gélidas temperaturas todos creían haber cumplido el sueño (y algo de picaresca también, claro).
En nuestra aventura, en la de Isabel Coixet, el matrimonio Peary era de cuidado. Él tenía fama de déspota que consideraba al pueblo inuit como un grupo de bárbaros. Se aprovechó de los esquimales, de su fuerza de trabajo, de sus conocimientos y hasta de sus mujeres. Tuvo una relación con una joven esquimal que fue algo más que un intercambio cultural. La directora no ha querido mostrarnos al marido para centrarse en ella, en Josephine Peary, su esposa. Una mujer rica y educada; algo caprichosa, pero que no dudó, movida por el amor, en embarcarse en la empresa para ir a recibir a su marido tras su gesta de alcanzar el Polo Norte. El carácter de ella queda bien patente en las bellas imágenes de la película y que podemos contemplar en alguno de los fotogramas: tiesa como un palo, vestido almidonado y abrigo de astracán. Esa indumentaria en pleno Polo Sur, no es la más apropiada. Tampoco le faltó su gramófono, ni su vino exquisito, ni su ajuar, así como su chofer (de trineo). Su encuentro con Allaka le supondrá un bajar a la tierra y dejar las ínfulas de reinona y darse cuenta que el mundo no gira a su alrededor.

Peary y Cook enzarzados por la conquista del Polo Norte
Peary y Cook enzarzados por la conquista del Polo Norte

Juliette Binoche es una actriz polifacética que se prodiga en la gran pantalla. No necesita presentación. Vuelve a encarnar la interpretación de un personaje complejo y antipático de cara al espectador. Difícil, lleno de matices y encima con el condicionante del rodaje en un ambiente gélido. Casi todo el peso de la película recae sobre ella. Está presente en, prácticamente, todas las escenas y pasa por diferentes caracterizaciones. Su interpretación en digna de mención.
Rinko Kikuchi trabajó con Coixet en Mapa de los sonidos de Tokio (2009). En esta ocasión su papel tiene mucho peso y actúa como contrapunto al de Binoche estando a gran altura y destacando ambas por la gran química que demuestran delante de la cámara.
Junto a ellas está un desconocido (por su peculiar caracterización) Gabriel Byrne. Su papel como Bram es pequeño pero muy intenso y lo resuelve con solvencia.
Los actores se mueven en dos ambientes. En un primer momento están inmersos en un bello paisaje austral, en exteriores. En la segunda parte, los personajes se mueven en pequeños espacios, ya sea el interior de la cabaña o dentro del gélido iglú en medio de la nada. La fotografía, con esos tonos fríos, ayuda en la recreación de una atmósfera tanto gélida como melancólica.

 

La cinta ha sido rodada entre Noruega (Finse, un pequeño pueblo en el interior de este país, a medio camino entre Oslo y Bergen, que ha acogido, entre otras, el rodaje de la nueva entrega de Star Wars), Bulgaria (Sofía) y España (Tenerife).

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© LEANDRO BETANCOR

 

La realizadora a pesar de rodar en un paisaje desangelado no ha dudado en volver a recurrir a esa poesía tan presente en sus obras anteriores. No ha rehuido el riesgo. Su propuesta es arriesgada, es interesante y ofrece un producto más que digno. La aventura épica de Josephine Peary, una de las más grandes sobre los hielos de Groenladia de principios del siglo XX, pugna con esa otra gran aventura, la humana, la de la vida cotidiana, la del relato intimista de dos mujeres que se encuentran en el fin de mundo luchando por sobrevivir. Lo que al principio comenzó como un viaje de aventura polar acaba por dejar la épica a un lado para convertirse en un viaje al interior del ser humano, a ese microcosmos que tan bien domina la realizadora catalana. Un relato de amor y de amistad entre dos mujeres con una propuesta fílmica muy interesante, pero que, lamentablemente, no cala en el espectador porque no llega a meterse en la historia y empatizar con la protagonista. Bellas imágenes, sí, pero sobre una historia artificiosa. En su estreno en la Berlinale recibió muchas críticas. Coixet decidió meter la tijera y aligerar la historia. Aún así, le sigue faltando fuerza.

© LEANDRO BETANCOR
© LEANDRO BETANCOR

Isabel Coixet (1962) ha demostrado ser una directora/contadora de historias intimistas. Conoce muy bien la condición humana (esto mismo dije en mi anterior crítica de Cesc Gay). Esta habilidad le ha permitido ser una buena publicista llegando a rodar importantes spots. En el cine se estrenó como directora y guionista con Demasiado viejo para morir (1989) por la que obtuvo una nominación a los Goya como director novel. Cosas que nunca te dije (1996) rodado íntegramente en inglés, fue su segundo largometraje. La siguiente película fue A los que aman (1998) que narra una historia de amores contrariados. No consiguió atraer al público. Tras una breve parada, rueda La vida sin mí (2003) producida por Pedro Almodóvar. Relata la vida de una mujer a la que le queda poco tiempo de vida. Interpretada por una magnífica Sarah Polley. Obtuvo un Goya al mejor guion original. En 2005 dirige La vida secreta de las palabras de nuevo con Sarah Polley a la que se suma un excelso Tim Robbins y Javier Cámara. Otro drama intimista que sobrecoge. Un film que obtuvo un puñado de premios, entre ellos Goya a la dirección y al guion. Tras haber rodado un par de cortos interesantes, en 2008 rueda Elegy. Se trata de la adaptación de una novela de Philip Roth El animal moribundo. Narra la relación amorosa, enfermiza, de un profesor con una antigua alumna. En esta ocasión cuenta con Ben Kingsley, Penélope Cruz y Dennis Hopper. Casi nada. En 2009, Isabel Coixet realiza Mapa de los sentidos de Tokio con Rinko Kiluchi (repite en Nadie quiere la noche) y Sergi López. En aquella ocasión dije: «Tenía suficientes ingredientes como para agradar al espectador. Pero sabía que le estaba quedando soso y se decidió por agregar un final feliz, vacuo y sin sentido, restándole la poca credibilidad que le quedaba a la relación de los protagonistas». Ayer no termina nunca (2013), Javier Cámara y Candela Peña, vuelve a ser una apuesta arriesgada y personal. Narra las peripecias de una pareja que no deja de reprocharse las cosas. También se presentó en Berlín y triunfó en Málaga. Mi otro yo (2014) es un thriller con tintes paranormales que no obtuvo buenas críticas «fiasco gótico quiere jugar a la realidad y las ansiedades metafóricas de post-adolescentes descubriendo quiénes son. -Jay Weisseberg, Variety». Por último, en 2014, la directora catalana rueda Aprendiendo a conducir de nuevo con Ben Kingsley, en este caso acompañado de Patricia Clarkson. También comentada en estas páginas: «La cinta reúne varios lugares comunes como son la infidelidad que conduce a una pareja al punto de no retorno y también el viaje. Cada clase a bordo del coche no deja de ser un viaje de aprendizaje, de maduración, de desarrollo intelectual y emocional». Curiosamente esta película tiene puntos en común con Nadie quiere la noche. Uno de ellos es que una mujer se tiene que enfrentar a otra cultura diferente y terminará por aprender una lección de la vida de la mano de alguien que no pertenece a su raza.

© LEANDRO BETANCOR
© LEANDRO BETANCOR

Tras dar un repaso a esta amplia filmografía, lo primero que nos llama la atención es la variedad de grandes actores y actrices a los que ha dirigido. En todas, prácticamente, aborda el tema de los sentimientos desde un peculiar punto de vista. Isabel Coixet es una mujer comprometida que huye del cine fácil. En Nadie quiere la noche no ha dudado de someter a los actores a un plus al tener que rodar en unas condiciones extremas en la que puede ser su película más ambiciosa y que constituye un buen ejemplo de su carrera de la que podemos extraer el mensaje de la necesidad de entender lo más íntimo para comprender ese mundo extenso (entiéndase «mundo» por lo que se quiera, ya sea el que habitamos o el de los sentimientos).

 

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

1 Comment
  1. Gracias por este articulazo, me ha dado mucha informacion sobre esta estupenda directora, soy una que lee las opiniones de los que ya han visto la pelicula que voy yo a ver, y la verdad es que no comprendo porqué casi todos los comentarios hacia ella son malos, si según lo leido aquí casi todos sus trabajos tienen premios, Nadie quiere la noche, es un peliculón para mí y sin embargo en el foro casi todos hablaban mal sobre la peli, o yo soy la rara o no he entendido nada de nada

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