El apogeo de la Beatlemanía: ¡Qué noche la de aquel día!

A HARD DAY’S NIGHT (¡QUÉ NOCHE LA DE AQUEL DIA!)

EL APOGEO DE LA BEATLEMANIA

La noche del 6 de Julio de 1964, doce mil fans se agolpaban en los alrededores de Picadilly Circus. El tráfico rodado había quedado colapsado y los bobbies londinenses sudaban la gota gorda embutidos en sus rígidos uniformes para impedir que la multitud, formada especialmente por ruidosas teenagers, tomaran por asalto el London Pavilion. La temperatura era alta para la ciudad, 27 grados centígrados, pero todavía resultaba más insoportable en el interior de aquella abigarrada multitud que rompía los tímpanos con sus gritos histéricos.Pocas horas después cayeron cuatro gotas que refrescaron algo el ambiente.

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El London Pavilion es un edificio histórico que nació como teatro en 1885 en la confluencia entre Shaftesbury Avenue y Coventry Street y en 1934 se pasó al cine. Desde 1986 es un centro comercial que forma parte del complejo London Trocadero.

Los productores de A Hard Day’s Night lo eligieron para la première mundial del primer largometraje protagonizado por los Beatles, un grupo musical que no sólo había necesitado un par de años para romper todos los records de venta con sus discos sino que se anticiparía con fuerza el movimiento renovador del swinging London, que cambiaria la moda, la cultura y las formas de vida, primero de la ciudad, después de la Gran Bretaña y finalmente del mundo entero. El grupo de Liverpool coincidiría con Mary Quant y su minifalda de más de veinte centímetros por encima de la rodilla, que descubrió los muslos de las jovencitas (y de las no tan jovencitas) y provocó más de un escándalo. Pronto se produciría el boom de Carnaby Street y sus tiendas mod (modernistas) que potenciaron aquel movimiento que iba mucho más allá de lo estético o lo musical.

La invasión cultural británica

En aquel momento, los Beatles ya formaban parte, del imparable apogeo del nuevo rock and roll que se había cocinado en la Gran Bretaña, un movimiento arrollador, conocido como la invasión británica, que sustituía a los ídolos recientes, todos norteamericanos: Elvis estaban hacienda el servicio militar; a Chuck Berry le habían puesto en prisión; Little Richard, había colgado las partituras haciéndose predicador; Buddy Holly había muerto en un accidente aéreo y Jerry Lee Lewis había dañado su imagen casándose con una niña, y menos mal que Chubby Checker mantenía el pabellón con el twist.

En 1964, los Beatles se habían convertido ya en una parte importante de aquellos «invasores» (especialmente de Estados Unidos, su cuna) que estaban transformando las esencias del rock and roll: The Rolling Stones (I Can’t Get No Satisfaction), The Who (I Can’t Esplain), The Animals (House of the Rising Sun), The Dave Clark Five (Glad All Over), The Kinks (You Really Got Me) , The Small Faces (Sha-La-La-La-Lee) y un larguísimo etcétera que le dieron un toque british al hasta el entonces monopolio estadounidense.

Su música se escuchaba en Gran Bretaña en emisoras de radio piratas como Radio Caroline, Wonderful Radio London y Swinging Radio England, ubicadas en barcos anclados en las aguas internacionales del Canal para así eludir problemas legales y romper el monopolio de la BBC, especialmente con el programa que acababa de lanzar Top of the Pops (que todavía se emite).
Musicalmente hablando, los Rolling representan la cara agresiva de aquel movimiento mientras que los Beatles son su imagen educada, son los niños buenos. Las de sus competidores son de lo más variadas.

La première en Londres
Asistieron los Beatles al completo, amigos, novias, esposas y gente tan importante como la princesa Margaret y Lord Snowdon. Fue una gala benéfica en beneficio de la Variety Club Heart Fund y la Docklands Settlements y la entrada más cara costaba quince guineas (15,75 libras). Los Beatles tuvieron problemas para bajar de su limousine y acceder a la puerta del teatro y la revista Variety escribió que solamente vieron el comienzo de la proyección y que luego abandonaron la sala discretamente (lo cual es habitual en los preestrenos) pero que asistieron a la fiesta real que se celebró después en el Dorchester Hotel, una champagne supper party, a la que también asistieron los Rolling Stones en su totalidad aunque ya se empezase a hablar de su rivalidad. Todos terminaron en el recién inaugurado Ad Lib Club de Leicester Place hasta altas horas de la madrugada, un local que se convertiría en uno de los preferidos del grupo. Cerraría un par de años después por quejas de los vecinos por su infernal ruido y cambiaría de ubicación. Si sus paredes hablaran nos enteraríamos de intimidades inconfesables.

La première en Liverpool
Cuatro días después de Londres, el 10 de julio de 1964, los Beatles estrenaron el film en Liverpool, su cuna, donde algunos de sus fans decían que eran unos traidores porque habían ido a vivir a Londres. En el aeropuerto de Speeke fueron recibidos por tres mil fans pero después a lo largo del recorrido hasta la ciudad muchos millares más les saludarían entusiásticamente. Paul McCartney recordó posteriormente: «Eran las calles que conocimos de niños, los autobuses o los cines con los que habíamos ido con chicas. Fue un cúmulo de incesantes abrazos y holas, ¿Qué tal? ¿Cómo estás? ¡Cuánto tiempo!» Después les llevaron al Ayuntamiento, entre doscientas mil personas (un tercio de la población de la ciudad) saludándoles por las calles. Los policías se las veían y deseaban para contener a las chillonas fans. La recepción nunca la olvidarán quienes tuvieron la suerte de asistir. Estaban el alcalde, miembros del parlamento, lords y ladies, amigos, familiares, todo Liverpool y hasta el obispo de la ciudad. En el momento en que los Beatles aparecieron en el balcón, la banda municipal interpretó Can`t Buy Me Love cuando les entregaron las llaves de la ciudad. Después les llevaron en limousine al cine Odeon donde el film fue acogido con el mismo entusiasmo que en Londres.
Antes habían hecho una rueda de prensa multitudinaria y en una entrevista a John Lennon le preguntaron cuáles eran sus hobbies predilectos, respondiendo con una sola palabra “tits” (pechos). Aquella noche volvieron a dormir en sus casas de Londres.

La película
El film había surgido como pieza promocional del tercer álbum de los Beatles (los dos anteriores fueron Please, Please Me y Withthe Beatles) y nadie daba ni un penique por su rentabilidad en taquilla. Muchos ejecutivos lo consideraban como una partida más, necesaria, de los gastos generales de lanzamiento del LP (por ello costó mucho menos que la grabación del primer disco de los Beatles) y para así aprovechar el beneficio comercial añadido de la etiqueta B.S.O (banda sonora original) que entonces hacía vender más discos. Para ahorrar costes se decidió rodarla en blanco negro (entonces más barato que el color) y se aceleró su rodaje, invirtiendo sólo dieciséis semanas (empezándose el 12 de marzo de 1964) pensando que la naciente beatlemania se diluiría antes de que finalizará 1964. Su olfato comercial quedaría en entredicho cuando fue el grupo que más discos vendió durante el siglo XX y esto solamente en poco más de diez años. Después siguieron vendiéndose.

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Se eligió al norteamericano Richard Lester (Philadelphia, 1932) como director aunque solamente hubiese hecho piezas para televisión, un corto nominado al Oscar y un largometraje en Inglaterra en 1963 con Peter Sellers (Un ratón en la Luna, A Mouse in the Moon). Después de sus dos films con los Beatles (un año después les dirigiría en Help) se convertiría en uno de los renovadores de la comedia británica (The Knack, Petulia, Cómo gané la guerra, The Bed Sitting Room) y regresaría a su país obteniendo grandes éxitos con Superman II y III, Los tres mosqueteros o Robin y Marian.

¡Qué noche la de aquel día! es un auténtico documental sobre cuarenta y ocho horas de la vida de los Beatles, sería lo que ahora se conoce como un fake documentary (un falso documental). Comienza con los cuatro muchachos llegando corriendo a la estación de Liverpool perseguidos por un grupo de fans, de las que pueden huir a duras penas y que eran fans de verdad, no figurantes. Van a Londres a participar en un programa de televisión.

John, Paul, Ringo y George se interpretan a sí mismos mientras que los personajes que les acompañan son actores que el guión trata de que se parezcan lo más posible a la gente que rodeaba a los Beatles, sus representantes (que los tratan paternalmente como a chiquillos traviesos), el director y técnicos de la televisión… introduciendo a un hipotético abuelo de Paul, cuyo actor (Wilfrid Brambell) se había hecho muy popular en la serie Steptoe and Son, en que hacía un mendigo a quien la gente se le dirigía como You dirt yold man (tú, viejo y sucio). Por eso, en la película todos dicen que era un hombre very clean (muy limpio aunque en el doblaje digan pulcro). En la realidad, el actor era sólo treinta años mayor que su «nieto» Paul. Su personaje simboliza el rechazo de las «viejas generaciones» a la irrupción de los Beatles, «unos melenudos de vida disoluta, que está llevando el país a la ruina y destrozando los valores que hicieron grande a la Gran Bretaña». En una secuencia, un veterano le dice a Ringo: «Luché en la guerra por gente como ustedes», «Apuesto a que se arrepiente de haber ganado», le responde éste.

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La música y el tono de comedia no ocultan una crítica irreverente de casi toda la sociedad británica de aquellos momentos, rechazando constantemente el orden establecido, los paranoicos productores de televisión, los publicitarios, los periodistas frenéticos, la estupidez de la policía, los retrógrados, la familia irritante, la autoridad en general y hasta las fans chillonas e histéricas. Los cuatro protagonistas tratan constantemente de diferenciar lo falso de lo verdadero. El film es una continua y total transgresión de todas las normas temáticas y estéticas establecidas.

Los números musicales están montados de forma frenética. Lester trató en lo posible cortar las imágenes al ritmo de la música convirtiéndolos sin lugar a dudas en pioneros de los todavía inexistentes video-clips y que tardarían más de una década en llegar. Cada una de las secuencias musicales funciona de forma independiente, por separado, convirtiendo cada canción en las piezas ideales de los jukeboxes con imagen que entonces empezaron a popularizarse aunque sin llegar a la altura de los jukeboxes de discos. Escenarios naturales reconocibles y estudios se utilizan de forma muy imaginativa, rompiendo las unidades de tiempo y espacio para que el grupo se muestre tal como es, como unos críos traviesos pero inteligentes, afables, sencillos, un tanto rebeldes a quienes les gusta jugar con lo que tienen a mano.
Lenon (23 años), McCartney (21), Harrison (20) y Ringo (23) saltan, brincan, corren, huyen de chicas… y cantan. Estas edades son muy elocuentes parta demostrar que aparte de críos eran una genios de la música, en aquellos momentos capaces de cambiar de arriba abajo todo lo que se había escuchado hasta entonces.

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La otra parte del film, la dialogada viene marcada por un sentido del humor tan surrealista y kafkiano como el de los hermanos Marx y que, por las declaraciones del guionista Alun Owen, representan cómo era realmente el grupo, a lo que habría que añadir que él supo captar sus personalidades y definirlas para la película. La mayoría de situaciones es obra de la imaginación del grupo y los diálogos casi siempre se improvisaron, aunque John Lennon y el guionista fueran sus principales desencadenantes, ellos les provocaban para que soltasen lo que llevaban dentro. Al parecer, esta improvisación se produjo porque los Beatles eran incapaces de recordar los diálogos del guión porque no los trabajaban, se limitaban a ensayarlos en la limousine que cada día les llevaba al rodaje y luego no los recordaban .En una secuencia, Ringo parece una reencarnación de Harpo Marx, mientras que las ocurrentes réplicas de Groucho están en boca de todo el grupo. El personaje del abuelo pasa a ser el desencadenante principal de este humor «marxista».

Este sentido del humor del grupo fue un descubrimiento para una gran mayoría de sus fans. Sin embargo, George Harrison declaró posteriormente: «El humor era algo inherente a los Beatles, éramos realmente graciosos» y que la gente decía: «éramos los nuevos hermanos Marx». Mc Cartney decía «nos llamaban los hermanos Marx británicos». El guion es una maravilla en cuanto al equilibrio que le infundió a la personalidad de cada uno de los Beatles, dándoles un protagonismo similar a todos ellos sin que ninguno sobresaliera de los demás, ni metiéndoles en escenas románticas, lo que hubiese irritado seguramente a las fans.

La película redefinió el concepto del cine musical pop, entonces desprestigiado, huyendo por ejemplo de la ñoñería de los films de Elvis Presley (o las de Cliff Richard) y se convirtió en un modelo a seguir por un aire renovador influenciando también las películas para jóvenes. Al mismo tiempo reforzó el concepto popular de la beatlemania, consagrando a los Beatles como unos muchachos irreverentes, divertidos, descarados e irresistibles que se metieron a todo el mundo en el bolsillo, plasmando con fidelidad absoluta un fenómeno musical y sociológico todavía en embrión que anunciaba con firmeza su inminente despegue.

Uno de los secretos de la aportación de Richard Lester fue la utilización simultánea de varias cámaras que le consiguieron infinidad de planos diferentes, un material imprescindible para su imaginativo montaje. Lester les dijo a los actores que se moviesen con entera libertad y que las cámaras ya se encargarían de seguirles, eliminando así los corsés de las incómodas marcas de tiza en el suelo que coartaban sus movimientos.

Los Beatles en España
El film se estrenó en Madrid el 14 septiembre 1964 y en Barcelona el 22 de aquel mismo mes, siendo calificada oficialmente para mayores de 14 años.
Entre 1 y 4 de Julio de 1965 los Beatles estuvieron en España para actuar en Madrid y Barcelona. El 2 de Julio lo hicieron en la plaza de las Ventas presentados por Torrebruno. La entrada más barata costaba 75 pesetas y 400 la más cara, muy caras para la época, lo que restó mucho publico, a lo que contribuyó también la exagerada presencia de «grises» para evitar posibles disturbios. Al día siguiente lo hicieron en la plaza de toros Monumental de Barcelona con Los Shakers y a Los Sirex a la que acudieron más espectadores. La prensa calificó de fracaso ambos conciertos.

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La acogida de la crítica internacional fue extraordinaria. Dos muestras: Newsweek dijo: «la película es como el Ciudadano Kane del cine musical»; Time la consideró: «como una de las cien mejores películas de todos los tiempos» y Leslie Halliwell, la describió como: «fantasía cómica con música». J. Figueras en La Vanguardia elogia: «la sana rebeldía del film» y destaca: «rompe moldes». A G. Bolin (ABC) no le gustó nada el film: «es una película medianamente graciosa» y «los Beatles no tienen nada de actores» reconociendo eso sí la calidad de la banda sonora.

Nota de la Redacción. Hay un enlace en una plataforma de vídeos donde se puede ver (on line) la película). Este artículo podrás verlo en Revista Atticus 26, nuetro próximo número, que estará disponible… cuando lo tengamos listo, fieles a nuestra filosofía de acudir a la cita cuando tengamos el producto acabado y con la calidad que os merecéis.

Ángel Comas

Revista Atticus

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