Valladolid. Exposición Mariano Fortuny y Raimundo de Madrazo.

Exposición Mariano Fortuny y Raimundo de Madrazo. Dibujos de las Colecciones privadas de los Madrazo.

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Sala Municipal de Exposiciones de La Iglesia de las Francesas
C/ Santiago, s/n
VALLADOLID

Del 11 de enero al 10 de marzo de 2013

De martes a sábados, de 12,00 a 14,00 horas y
de 18,30 a 21,30 horas.
Domingos, de 12,00 a 14,00 horas.
Lunes y festivos, cerrado

Desde el pasado 11 de enero y hasta el 30 de marzo se puede ver la Exposición Mariano Fortuny y Raimundo de Madrazo. Dibujos de las Colecciones privadas de los Madrazo, en la Sala de la Iglesia de las Francesas situada en la Calle Santiago de Valladolid. Es una ocasión única ya que la muestra no es itinerante y se podrá ver solo en Valladolid, gracias entre otras cosas al buen hacer de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid y a la generosidad de una decena de coleccionistas que han cedido sus obras. La exposición está comisionariada por Carlos González López y Montserrat Martí.
En la presentación el Alcalde de la ciudad, Francisco Javier León de la Riva destacó el lujo que supone esta exposición para Valladolid, sus vecinos y visitantes (que serán muchos estos días en que acuden con motivo de la concentración invernal de motoristas Pingüinos).

La muestra supone una excepcional ocasión para contemplar y estudiar la obra de estos dos grandes artistas españoles del siglo XIX. Son cerca de un centenar de obras que forman parte de colecciones privadas y cuya procedencia, en la mayoría de los casos, es el propio taller de los artistas (que además de ser cuñados, eran amigos).
Las obras presentadas son una serie de dibujos, acuarelas y pinturas de pequeño formato de gran valor iconográfico que representan el entorno más íntimo y privado de los artistas y que nos muestran a familiares y amigos retratados de una manera espontánea. Están reunidos aquí de una manera didáctica y así podemos ver un boceto y a su lado la obra terminada.

Carlos González López manifestó que «a pesar de que Mariano Fortuny falleció a los treinta y seis años, fue un pintor prolijo e incansable dibujante». En relación a Raimundo de Madrazo subrayó su triunfo como retratista en toda Europa y América, estando su obra caracterizada por una exquisita aptitud descriptiva y cromática. Su obra constituye un ejemplo del arte decimonónico gozando de un gran prestigio en los salones de París.

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Apuntes biográficos

Fortuny (Reus, 1838) y Madrazo (Roma, 1841) tras sus estudios en España se trasladaron, para ampliar sus estudios, a Roma y París respectivamente. Mariano Fortuny emparentó con Madrazo al casarse con la hermana de este, Cecilia. Desde ese momento ambos pintores establecen una íntima amistad. Ambos tienen en común el dibujo como ejercicio básico en su producción. Fortuny se muestra incansable y plasma en sus libretas todo aquello que le llama la atención. Por su parte Madrazo, destacó por su depurada técnica pictórica, dibujando a sus modelos con una ejecución rápida, pero con una gran exactitud y precisión.

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Mariano Fortuny (1838-1874)
Fue el artista español más internacional de todo el siglo XIX y el gran maestro de la pintura preciosista de gabinete en toda Europa. Junto a Eduardo Rosales es el pintor más importante del XIX tras Goya. Su arte marcó decisivamente el gusto del mercado por sus anecdóticas escenas de género, extendiéndose la huella de su influencia a una enorme cantidad de discípulos, seguidores e imitadores de su obra. Bajo la tutela de su abuelo paterno, que era escultor en cera y madera, inició sus primeros pasos artísticos el joven Fortuny.
En 1852 marchó a Barcelona ingresando en la Escuela de la Lonja donde fue discípulo del maestro nazareno Claudio Lorenzale. Gracias a una beca se trasladó a Roma, ciudad que sería decisiva para el resto de su carrera artística, al realizar allí una enorme cantidad de dibujos y entrar además en contacto con la numerosa colonia de artistas españoles. En 1860, la Diputación de Barcelona le encarga marchar a Marruecos como cronista gráfico de la Guerra de África, donde tomó apuntes para la realización de la Batalla de Wad-ras (Madrid, Museo del Prado) quedando desde entonces cautivado por el mundo árabe. Tras haber regresado a Italia establece su nuevo taller en Via Flaminia, alcanzando un enorme prestigio internacional gracias a la maestría y el virtuosismo de su pintura. En 1867 se casa en Madrid con Cecilia de Madrazo, hija del gran maestro Federico de Madrazo, y entra entonces en contacto con el círculo de su cuñado Raimundo de Madrazo. Ese mismo año realiza una de sus grandes obras maestras, La vicaría (Museo de Arte Moderno de Barcelona), provocando la obra de inmediato un enorme éxito desde el momento de su exposición.
En esos años, hace nuevos viajes, visitando Sevilla y Granada, ciudad que recorre en compañía de dos de sus amigos íntimos: el paisajista Martín Rico y Joaquín Agrasot. Tras pasar una temporada en Portici, contrae la malaria, que será el origen de la enfermedad que provoca su prematura muerte en Roma, en 1874.
A pesar de su temprana muerte a los treinta y seis años, su obra se caracteriza por un estilo que le define como un genio que marcó toda una generación de pintores europeos. De haber seguido vivo, a buen seguro hubiera revolucionado la pintura española. Así lo atestiguan obra como el Desnudo en la playa de Portici, 1874 o Los hijos del pintor en un salón japonés, (ambas en el Museo del Prado)

Raimundo Madrazo (1841-1920)
Nacido en Roma, fue discípulo de su padre Federico y de su abuelo José de Madrazo, estudiando además en la Academia de San Fernando, donde tuvo como maestros, entre otros, a Carlos Luis de Ribera y a Carlos de Haes. Desde 1860 residió en París donde fue alumno Leon Coignet. Participó en la Exposición Universal, aunque no tuvo necesidad de hacerlo en las Nacionales de Madrid, ya que desde joven gozó de un enorme prestigio respaldado por su apellido y su excelente técnica.
Raimundo Madrazo es considerado, ante todo, como uno de los más consumados retratistas de su generación, digno sucesor de su padre Federico, aunque de un realismo más minucioso y elegante, a veces frívolo, que constituyó la clave de su éxito entre la clientela burguesa de su tiempo.
Siempre con un completo dominio de los recursos pictóricos y una delicadeza cromática de gran refinamiento, su obra gozó de un notable reconocimiento en Francia, donde obtuvo la primera medalla y el nombramiento de oficial de la Legión de Honor por su participación en la Exposición Universal de París de 1889.

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

 

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