Los descendientes. La mejor película de los veinte primeros días del año.

Los descendientes. La mejor película de los veinte primeros días del año.

Ficha

Película: Los descendientes.
Título original: The descendants.
Dirección: Alexander Payne.
País: USA. Año: 2011. Duración: 110 min.
Género: Drama, comedia.
Interpretación: George Clooney (Matt King), Judy Greer (Julie Speer), Matthew Lillard (Brian Speer), Beau Bridges (primo Hugh), Shailene Woodley (Alexandra), Robert Forster (Scott Thorson), Nick Krause (Sid), Patricia Hastie (Elizabeth King), Amara Miller (Scottie King), Mary Birdsong (Kai Mitchell), Rob Huebel (Mark Mitchell).
Guión: Alexander Payne, Nat Faxon y Jim Rash; basado en la novela de Kaui Hart Hemmings.
Producción: Jim Burke, Alexander Payne y Jim Taylor.
Fotografía: Phedon Papamichael.
Montaje: Kevin Tent.
Diseño de producción: Jane Ann Stewart.
Vestuario: Wendy Chuck.
Distribuidora: Hispano Foxfilm.
Estreno en USA: 16 Noviembre 2011. Estreno en España: 20 Enero 2012.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años.

Sinopsis

Tras un accidente de su esposa, Matt King (George Clooney) se ve obligado a encauzar su vida e intentar restablecer su relación con sus hijas: Scottie de 10 años, revoltosa y desubicada en el mundo, y la adolescente y rebelde Alexandra de 17 años. Matt es abogado y ha tenido la fortuna de heredar un rico patrimonio que ha sabido mantener casi intacto. Esta herencia, fruto de la unión entre la realeza hawaiana y los misioneros, proporciona y ha proporcionado a los Kings multimillonarios ingresos. Son los poseedores de las últimas zonas vírgenes de las islas-de un incalculable valor. No solo está en juego el provenir de la familia King sino de toda la isla que ve amenazada su tranquilidad. Alexandra abre los ojos a su padre y le pone en antecedentes sobre el descubrimiento que hizo al pillar a su madre con un amante. A partir de ahí Matt inicia la búsqueda para saber que tipo de familia es la que tiene.

Comentario

«Mis amigos del continente creen que porque vivo en Hawái, estoy en el Paraíso. Que, como en unas vacaciones permanentes, aquí todos estamos nada más que bebiendo Mai Tais, meneando las caderas y jugando con las olas. ¿Es que están chiflados?»
Matt King, protagonista de Los Descendientes.

Reconozco que esa sensación es la que yo tengo del archipiélago hawaiano. La insulsa letra de la canción de Mecano «Hawai-Bombay» nos lo recuerda como un paraíso. Seguro que lo es. Pero lo que es Los descendientes es una película que nos muestra en toda su realidad a una sociedad americana (les recuerdo que el archipiélago hawaiano es uno de los estados norteamericanos, aunque Obama ya se encarga de ello). Y ahí radica su gran valor. En reflejar, bajo la mirada humana y comprensible, lo cotidiano sin gran boato.

Payne, su director, nos relata de forma amena y entretenida, las aventuras de la familia King. Estás se centran en el drama de ver a la esposa y madre postrada en la cama como consecuencia de un accidente con una lancha motora. Matt King, padre, esposo, abogado, sencillo, austero y el responsable de un fideicomiso de una cuantiosa herencia fruto de la unión de sus antepasados: misioneros y terratenientes blancos con nativas de la realeza hawaiana.

La temática principal de la película es la pérdida de un ser querido. Pero otros hilos arguméntales nos llevarán a aspectos más cercanos a nosotros y en los que cualquiera nos podemos sentir identificados, como son las desavenencias en el matrimonio, el conflicto paterno-filial, la enfermedad y hasta los problemas derivados por ambicionar una herencia.

Y ahí surge la poderosa figura de Matt quién, por un lado, se ve en la necesidad de retomar su vida. Su esposa se encuentra en coma postrada en el hospital y no hay posibilidades de recuperación. Él solo era un padre en la reserva. Él no jugaba como titular. Solo actuaba en caso de necesidad. Así se tiene que hacer cargo de unas hijas, Alexandra y Scottie (de 17 y 10 años) que le son desconocidas (por no decir indiferentes). Y por otro lado tiene que lidiar con su familia, constituida por una innumerable cantidad de primos que esperan que venda la última zona virgen de las islas tropicales a una gran multinacional que cambiará el paisaje del entorno por el «progreso» (ya se sabe, aquello de viviendas, «grandes superficies comerciales», campos de golf y un extenso etcétera). Todo a cambio de muchos millones de dólares que sacarán de la ruina a los manirrotos parientes. Una familia, los King, de grandes terratenientes que no han sido capaces de asimilar la cultura ni tan siquiera en el aspecto comunicativo: no se han molestado en aprender el hawaiano. Matt tiene que añadir a esto la presión popular que defiende los valores de este paraíso. Y, también, un suegro, Scott Thorson, que le echa la culpa de casi todo (hasta casi del alzhéimer que tiene su mujer).

La acción se desencadena cuando los médicos del hospital recomiendan a Matt que avise a la familia y amigos para que se despidan de Elizabeth. Y es a partir de ese momento cuando el protagonista comienza su búsqueda personal. Una búsqueda que comienza por la hija mayor y termina por el deber ético de la resolución sobre la venta de terrenos. Matt busca su lugar en el mundo y paradójicamente, el idílico paraíso que le rodea le tiene desconcertado. Irá al encuentro de su hija que la tenía recluida en un elitista colegio para que la metieran en vereda. Descubrirá que su mujer tenía una amante, un aprovechado que solo buscaba el beneficio económico al amparo de esa decisión sobre la venta del terreno a una gran inmobiliaria. Se encontrarán con unos amigos que se lo habían ocultado; a unos primos que lo único que les interesa es cuándo pueden disponer del dinero. Pero Matt también inicia la búsqueda de sus descendientes. Quiere saber qué decisión tomarían ellos ante la disyuntiva que se le presenta.

Para las hijas del matrimonio King ese viaje para comunicar la noticia a amigos y familiares supone asimismo una búsqueda personal. Scottie es una ignorante de la situación. Apenas tiene conciencia de lo que pasa, no sabe que su madre se muere. Y tendrá que madurar de golpe y porrazo. Alexandra que con tan solo 17 años parece estar de vuelta de todo pero terminará apoyando a su padre con el que hasta ese momento apenas había tenido una relación que no pasaba de lo cordial.

Los Descendientes se ha estrenado en España con la bendición de los Globos de Oro y también la complacencia de la crítica. Pocas notas discordantes he leído sobre ella. Y la verdad, es que no lo entiendo muy bien. Es una película entretenida, es una gran actuación de George Clooney pero no es una obra maestra y espero que lo de la mejor película del año se quede la mejor película «que he visto en los 20 primeros días del año».

Los Descendientes tiene cosas dignas de mención como es el gran acierto del director que ha sabido desenvolverse perfectamente para no caer en un folleto turístico promocional de Hawai (ese paraíso) o en un panfleto ecologista. También destaco las situaciones absurdas pero que encajan a la perfección y que resultan muy creíbles. Sobre todos las que protagoniza Sid (él tiene su particular viaje: convertirse en miembro de la familia), el amigo tontorrón de Alexandra (como la escena del puñetazo que le proporciona su abuelo). En la vida no siempre nos comportamos siguiendo un guión y eso está muy bien recogido en la película.
Es meritorio también el papel que juega Elizabeth postrada en la cama que se convierte en paño de lágrimas y confesora, inerte, de su familia. No lo es el descuidado doblaje de Alexandra que hasta que te acostumbras a su inapropiada voz se te han ido unos cuantos minutos.

Y, por último, el guión y la gran actuación de George Clooney hacen que esta película sea, para mí, la mejor película de los primeros veinte días del año. Seguro que se lleva algún Óscar, seguro que sí, pues le acaban de conceder 5 nominaciones. Si a esto le añadimos que ya ha ganado 2 Globos de Oro (mejor película dramática y mejor actor principal) lo más probable es que me deje en mal lugar. Pero espero que no sea la mejor del año y podamos ver en los más de 330 días que restan muchas grandes películas.

Vaya un pequeño varapalo para la web oficial. No me voy a molestar ni en ponerla de lo simple y malona que es.

Un tráiler:

Y un buen trabajo, muy recomendable, sobre aspectos de la película:

www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/4996/comentario.php

 

Luisjo Cuadrado

1 Comment
  1. “Mis amigos del continente creen que porque vivo en Hawái, estoy en el Paraíso. Que, como en unas vacaciones permanentes, aquí todos estamos nada más que bebiendo Mai Tais, meneando las caderas y jugando con las olas. ¿Es que están chiflados?”

    Este mismo comentario se podria ajustar a muchos momentos sin tener que estar en HAWAI, no se si me explico bien¡¡¡¡

    Un abrazo¡¡¡

Leave a Reply

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.