Eduardo García Benito

EDUARDO GARCÍA BENITO. En las Colecciones privadas de Valladolid

Mujer de rojo, de Eduardo Garcia Benito. 130 x 90 cm. Fundación Miguel Delibes

La Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión de Valladolid inauguró el pasado 6 de mayo la exposición sobre Eduardo García Benito (1891 – 1981) que recoge más de setenta obras del autor. La muestra ha sido cedida por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid y podrá visitarse hasta el 19 de julio de 2011. La presentación estuvo presidida por el alcalde de la ciudad, Javier León de la Riva; la Concejal de Cultura, Comercio y Turismo, Mercedes Cantalapiedra; y por Miguel Ángel García, uno de los comisarios de la muestra.

El discurso lo inició el alcalde aludiendo al programa expositivo puesto en marcha hace dos años precisamente con una exposición de Eduardo García Benito, al cual acudieron cerca de treinta mil personas durante su estancia abierta al público. Según dijo, la pretensión última de esta nueva exposición es la de redescubrir al artista español más importante del siglo XX en el art decó. Agradeció a los coleccionistas que habían puesto a disposición de los ciudadanos las obras y a aquellas personas que habían trabajado para hacer posible esta muestra única y extraordinaria, de la que aseguró “hará historia”. Informó, así mismo, de la existencia de un catálogo con obras y discursos del autor elaborado por el Ayuntamiento de Valladolid y añadió que, aunque Eduardo García Benito no es del todo desconocido por la masa popular y crítica, sin duda merece aún más tiempo y dedicación. Finalizó su intervención observando que es nuestro deber contribuir a su recuerdo porque, pese a haber permanecido gran parte de su vida en las ciudades de París y Nueva York, su obra es un legado que pertenece a la ciudad de Valladolid.

Cuadrilla de Toreros

Javier León de la Riva dio paso a Miguel Ángel García, quien alabó las distintas técnicas y temas reflejadas a lo largo de la obra de García Benito y que sirven como símbolo de las diferentes etapas de su vida. Según Miguel Ángel, París le marcó profundamente. Allí entró en  la Escuela de París y era conocido como el “vallisoletano universal”. En sus inicios pintó paisajes de la ciudad entre los que destacan numerosos cuadros de gran celebridad y que le llevaron hasta la cúspide del arte internacional. Como anécdota, uno de estos cuadros, el famoso “Mujer de rojo sobre fondo gris”, fue el elegido para ser portada de la novela homónima de Miguel Delibes, libro que el autor dedicó a su esposa. Eduardo García Benito fue influido por muchas tendencias de la época, destacando vanguardias como el fauvismo, futurismo, expresionismo y, sin duda el que abrazó con más fuerza, el art decó. Tuvo contactos con maestros de la pintura como Pablo Picasso o Juan Gris y ganó la fama de ser un pintor muy sofisticado y de enorme elegancia. Ejemplo de ello es la revista Vogue, la cual se rindió ante sus dotes. El comisario de la exposición aseguró que este autor llegó a ser el artista más cotizado del momento y uno de los máximos exponentes del art decó, llegando a vender sus cuadros por la friolera de setenta mil pesetas, una auténtica fortuna para su tiempo. Sus dibujos extendieron por el mundo la imagen de los “felices años 20” representando en ellos lujos, coches, y demás excentricismos de la época. Miguel Ángel García se mostró partidario de no idolatrar a este autor, pero tampoco de considerarlo mediocre, situándose en un término medio en el que no aflora el fanatismo y no es injusto con la pericia de este autor. En Valladolid tan solo vivió los primeros años de su vida, cuando aún no era conocido, y los últimos, cuando su prestigio ya se había oscurecido.

Asesinato

También recalcó que el primer contacto con París no fue fácil para el pintor vallisoletano y que, sin embargo, pronto encontró la esencia de su obra tras haber picoteado en muy diversas vanguardias del momento. Entre sus pinturas destacan series como las del Buscón de Quevedo o las de la Primera Guerra Mundial. Pronto entabló amistad con Condé Nast, que era el dueño de varias revistas. Esto supuso un gran impulso para su trayectoria y, entre 1923 y 1928, se dedica a pintar retratos y a decorar las casas de refinados americanos. Miguel Ángel confesó que, cuando vuelve a su ciudad natal, solo pinta recuerdos sin atreverse a innovar como antes lo había hecho. En estos últimos cuadros encontramos a un Eduardo García menos suelto en su pincelada. Finalmente, muere el 1 de diciembre de 1981 con la pena de los vallisoletanos, que no vieron ninguna exposición de sus obras.

Por suerte, décadas después, los vallisoletanos sí podemos conocer a fondo la obra de este artista, una oportunidad que años atrás otros ciudadanos no tuvieron.

Elías Manzano Corona

1 Comment
  1. Gracias ATTICUS por acercarnos cada dia las notcias culturales de otras ciudades.

    Un abrazo para todo el equipo¡!

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