IRIBERTEGUI. Esculturas

IRIBERTEGUI. Esculturas

El pasado 3 de marzo, fue inaugurada la exposición “IRIBERTEGUI. Esculturas” en la Sala Municipal de Exposiciones del Teatro Calderón, que abrirá sus puertas desde el mismo día de la presentación hasta el 20 de marzo. A este acto acudió el alcalde de la ciudad, Francisco Javier León de la Riva; la concejal de Cultura, Comercio y Turismo, Mercedes Cantalapiedra; Gonzalo Blanco, comisario de la exposición; Salustiano Mateos, prior de la comunidad dominica de San Pablo y Galo Senovilla, representante de la obra social de Caja España – Caja Duero.

El alcalde dio el pistoletazo de salida con una breve introducción, dando paso al resto de interventores. Destacó su habilidad polifacética a la hora de hacer arte y lo definió como una persona incansable en su esfuerzo por transformar el mundo a través de la belleza.

Le siguió la palabra Galo Senovilla, quien aseguró que la exposición era una oportunidad inmejorable para dejarse fascinar por su obra. Habló de Miguel Iribertegui como el ejemplo perfecto de un hombre integral. Aseguró que su escultura rezuma humanidad, un arte puro de gran fuerza religiosa. Finalmente agradeció a la comunidad dominica por haber prestado las obras del autor.

El siguiente en intervenir fue Salustiano Mateos. Fue alumno de Iribertegui y destacó una frase que solía recitar en sus clases de filosofía: “el obrar sigue al ser”, es decir, lo que somos cada uno está recogido con exactitud en nuestras obras. Mateos sentenció que esto es justamente lo que ocurre con Iribertegui. El realismo que desprenden sus esculturas son un reflejo preciso de él mismo. Entre los temas principales, dijo el prior, están la Navidad, los ángeles, las tradiciones o las escenas religiosas, entre otros muchos. También recalcó que, aunque el autor había nacido en Navarra, se sentía muy identificado con Castilla y León y que fue un gran profesor, inculcando amor al arte desde cualquier vínculo académico. Sin embargo, asegura, lo más rico está en lo profundo e Iribertegui tenía un gran fondo. Era teólogo, escritor y músico, entre otras facetas, y sentía una inquietud desatada por su tiempo.

Gonzalo Blanco siguió el turno empezando con humor: “el alcalde muchas veces me tilda de rojo y debe pensar que he caído muy bajo al acudir a ver la obra de Iribertegui, sin embargo, he caído en el amor, me considero un enamorado de su obra”. Reconoció haber coincidido con el autor durante un año y lamentó no haberse impregnado más de su talento y su persona. En su opinión, sigue, hay numerosos mensajes ocultos en su obra cuyo destino es nuestra sociedad. Así mismo, destacó la enorme capacidad del autor para entablar un diálogo entre lo terrenal y lo religioso, considerándolo como un auténtico apóstol de la estética empeñado en hacer belleza con la vida. Señaló, además, que la ética está muy cerca de la hermosura y que, lo bueno, lo bello y lo verdadero son una misma cosa. Blanco acabó puntualizando que Iribertegui concibe al hombre en grupo, nunca en soledad, y la importancia que tiene la música en su escultura.

El punto final lo dio el alcalde, F. Javier León, en el mismo tono jocoso que el inicio de Gonzalo Blanco: “yo estudié en el Lourdes y solían decir que hay más voces en el cielo por un pecador arrepentido que por cien justos. Pues hoy yo aseguro que hay más voces en el cielo por un rojo que recupera la cordura que por cien que no la hemos perdido”. Entre risas el público se dispersó por la sala y se dedicó a esgrimir su atención en la obra del escultor.

En su escultura observamos la devoción que Iribertegui tenía por la alegría y el amor, algo que se refleja en los numerosos guiños hacia la hermandad entre frailes o la unión familiar. Otro tópico es la continua contraposición entre ángeles y pastores, como creando un espacio en donde lo místico y lo humano se unen por el bien de la belleza artística.

Escultura de Iribertegui. Foto: JMT

Además de esculturas, la exposición alberga también una colección de dibujos a lápiz. En ellos aparecen distintos personajes cada uno con un instrumento diferente, haciéndonos imaginar el sonido de la música a través del papel.

El artista

El dominico Miguel Iribertegui Eraso (1938-2008) nació el 8 de agosto de 1938 en La Aldea de la Población (Navarra); doctor en teología y licenciado en Bellas Artes, desarrolló su actividad docente en diferentes facultades y centros en Salamanca, Puerto Maldonado en Perú, Segovia, Madrid o León y fue miembro fundador de la Academia Via pulchritudinis de Roma. Iribertegui era músico, dibujante inspirado, escultor fértil pero también poeta y escritor de teología y filosofía.

Sala Municipal de Exposiciones del Teatro Calderón

C/ Leopoldo Cano, s/n Valladolid

FECHAS: Del 3 al 20 de Marzo de 2011

HORARIO: De martes a sábados, de 12,00 a 14,00 horas

y de 18,30 a 21,30 horas.

Domingos, de 12,00 a 14,00 horas.

Lunes y festivos, cerrado

 

 

 

Elías Manzano Corona

1 Comment
  1. Yo no entiendo de esculturas,solo sé si lo que veo me gusta o me trasmite y quizas lo que voy a decir este fuera de lugar o os parezca una tonteria,pero para mi hay una imagen muy mportante en mi vida y estas esculturas que hoy has puesto en la revista me han recordado a ella,esa imagen me trasmite mucha confianza y amor y eso es lo que me han trasmitido,realmente creo que su creador fue una persona de GRAN ESPIRITU.

    Un abrazo LUISJO.
    Mary.

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