Concurso relato sobre la foto IMG_1587

Concurso relato sobre la foto IMG_1587 de Alicia González

 Hasta el día 23 de abril tenéis tiempo para presentar vuestros relatos sobre la foto que nos mandó Alicia González IMG_1587.

Como ya anunciamos el premio será ver vuestro trabajo publicado en la web y en la revista en su edición en papel que ya está bastante avanzada. Sabemos que no es mucho.

Esta modesta convocatoria es el preámbulo a un modesto premio. Revista Atticus convocará muy pronto, posiblemente en el último trimestre de este año, un concurso de relatos y otro de fotografía. Y habrá unos premios interesantes. No vamos a competir con el Premio Planeta o con el World Press Photo. Nada de eso. Pero os aseguro que serán atractivos. Aprovecho la ocasión para deciros que si alguno de vosotr@s, de todos aquellos que habéis accedido a esta página, os apetece ser miembro del jurado mandéis un correo indicándonos. No hace falta que seáis licenciados, doctos o magistrales. Todos sabemos que hay fotos que nos gustan unas más que otras (otra cosa es saber el porqué) y todos sabemos que un relato nos engancha y nos anima a seguir leyendo. Se trata de que aportéis esa opinión y, sobre todo un poco de vuestro tiempo. Ahora en principio se trata de elaborar las bases y ver las características para realizar la I Convocatoria del Premio Revista Atticus en Fotografía y en Relato.

Ya hemos abierto dos cuentas para que mandéis vuestros trabajos y vuestra solicitud de colaboración. Son las siguientes:

Para participar o ser miembro del jurado en el apartado fotografía:

[email protected]

 Para participar o ser miembro del jurado en el apartado relato:

[email protected]

Revista Atticus pretende ser un poco de todos y todas aquellos que nos estáis siguiendo a través de la web y nos animas con vuestras palabras a que sigamos con esta labor.

 Hoy publicamos un trabajo que nos mandó Parsifal. Espero que os guste.

 FIDELIDAD

José Rubén salía del Banco de Chachapoyas, rumbo a su pequeña mina para pagar el salario a los indios. Junto a la bolsa de monedas de oro llevaba un poco de cancha y queso para comer, que lo llevaba en la alforjas cargadas en su mula torda. Y; haciendo el camino entre cumbres y valles, oliendo a espliego, tomillo y flores silvestres iba acercándose a su destino. Detrás venía su fiel Duque, perro chusco al que solo le faltaba hablar. A mediodía José Rubén buscó un sitio en el claro del bosque para comer, y sacó los alimentos, la bolsa de oro, se quitó el cinto con la pistola y se dispuso a comer.

Pensaba mientras comía en las cosas que haría cuando fuese rico y con estos pensamientos se quedó profundamente dormido. Duque, su fiel guardián  oteaba el horizonte con sus grandes ojos y cuidaba el sueño de su amo.

De pronto José Rubén se levantó, metió la mano en su chaleco y tras ver su reloj, se dio cuenta de lo tarde que era.

Rápidamente recogió sus pertenencias y empezó a galopar velozmente cogiendo un atajo accidentado para llegar antes a su mina. Duque empezó a ladrar de forma atípica y a meterse entre las patas de la torda como si quisiera pararla. José Rubén le dio la orden de quedarse quieto, pues quería llegar a su destino y  todo contratiempo sería perjudicial para él.

Pero Duque no aceptaba las órdenes, parecía que se hubiera vuelto loco, dando  ladridos y mordiendo las patas de la mula. Fue entonces cuando José Rubén sacó su pistola  disparó a Duque y prosiguió su camino a paso ligero.

Media hora más tarde se acordó que había dejado olvidada  la bola de oro en  el claro del bosque y  cuando regresó al lugar donde  había estado durmiendo media hora antes vio encima de la bolsa a Duque ensangrentado.

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